Clara Mª Álvarez Carvajal | CV05539 |
Elvira Andrés Verdú | CV04810 |
Xavier Buigues Pérez | CV11618 |
Cecilia Raquel Maraschio | CV09778 |
María Ángeles Moya Navarro | CV13474 |
María Ángeles Nieto Martínez | CV12285 |
Libertad Victoria Orazi González | CV01076 |
Cristina Torres Penalva | CV05857 |
El resultado de este trabajo se concretó en la realización de una charla, a través del Club del Ocio en la sede del COP Alicante junto a otro grupo del colegio.El Grupo de Psicoterapia Psicoanalítica de Niños y Adolescentes del COP (Colegio Oficial de Psicólogos) venimos desde hace años estudiando, profundizando y pensando sobre temas de actualidad en relación a la infancia. Los últimos dos años lo hemos dedicado al tema tan de moda de las Nuevas Tecnologías, preguntándonos sobre qué influencia pueden tener en la Estructuración del Psiquismo y en el sano establecimiento del Vínculo de apego temprano y vínculos posteriores.
En este artículo, resumimos parte de la información que hemos trabajado en nuestro grupo, junto con las conclusiones que consideramos más importantes a tener en cuenta, junto con invitaciones a la reflexión sobre ellas, y que pueden ser de ayuda para otros profesionales de la psicología, educación o padres y madres.
Recorremos un largo camino hasta desarrollarnos como personas. En este complejo proceso hay aspectos que son esenciales para la estructuración del psiquismo sano. Vamos a hacer un repaso por ellos, resaltando las interferencias que pueden suponer en dicho proceso el uso temprano de las nuevas tecnologías (NT). Los mismos estímulos o las mismas experiencias no tienen el mismo efecto si sobrevienen muy pronto o muy tarde en el curso de su desarrollo.
Con esto no queremos decir que mantener a los niños apartados de las nuevas tecnologías sea garante de un desarrollo sano; aunque los mantengamos en una burbuja tecnológica o viviendo en una eco aldea, es esencial el buen tránsito por estos momentos evolutivos para un buen desarrollo y por tanto prevenir el riesgo de caer en dependencias en la adolescencia, momento en el que las NT y redes sociales, por sus características, facilitan este tipo de enganche.
Intentaremos comprender al niño empezando desde el principio de los tiempos, echando una breve ojeada a su vida previa al momento de nacer.
El proceso de convertirse en persona sana se inicia en el deseo de los padres de tener un hijo, pasamos del deseo del otro al logro del propio deseo, motor que mueve el gusto por la vida, por conocer, aprender y comunicarse. Esto, en apariencia sencillo, no lo es tanto porque todos hemos tenido carencias y nuestras circunstancias personales casi nunca son las idóneas (estrés, enfermedades, dificultades laborales, desencuentros con la pareja, discrepancias en cómo actuar con los hijos, pérdidas, etc.). Tendremos unas expectativas respecto a lo que ese hijo viene a ser. Anhelaremos, quizá de forma inconsciente, que sea lo que los adultos hubiéramos querido ser y no hemos podido; que tenga lo que nos ha faltado a nosotros; que se parezca a una persona o a una imagen que nos hemos puesto como modelo.
Todo esto constituirá la historia del niño quien corre el riesgo de convertirse en un personaje y no en una persona vinculada a unos orígenes pero con vida propia.
A la vez es necesario que estas expectativas estén y poder irlas reajustando o renunciando a ellas en el acompañamiento a las necesidades de este hijo.
Ya el momento del parto requiere un esfuerzo de adaptación por parte del bebé. El lactante estará sumido en una confusión de sensaciones desordenadas y difusas, internas y externas, estridencias sonoras, térmicas, que él no sabe de dónde provienen, ya que se le presentan sin límites e indiferenciadas. Cuando un niño tiene sensación de hambre, es una sensación total, se siente devorado por ella y no hay parte de su cuerpo que no intervenga en esta sensación, que nosotros los adultos no podemos imaginar.
Para el recién nacido todo es nuevo e incomprensible. Tiene que habituarse a las luces y colores, los sonidos, los cambios de temperatura, la quietud y el movimiento, etc. Han de acostumbrarse incluso a respirar, a los movimientos de la succión, etc. El recién nacido necesita realmente que el padre o los padres establezcan de inmediato el contacto físico piel-a-piel con él, como para darle la sensación de seguridad. Este contacto es necesario también para que se establezca el lazo emocional entre la madre y el hijo.
Vincularse por tanto, es imprescindible para la constitución del psiquismo; Sin vínculos no hay desarrollo. La formación de una personalidad sana y equilibrada dependerá de la capacidad que tenga el adulto que hace las funciones de maternaje para dar respuesta adecuada a sus necesidades; o lo que es lo mismo la manera más o menos sana de vincularse.
La influencia materna cuando el niño acaba de venir al mundo es fundamental para poder proteger al niño de una estimulación excesivamente grande o excesivamente pequeña. Aquí la madre ejerce una función de:
- PARA-EXCITACIÓN, barrera: El contacto de la madre con su bebé a través de la piel, hace que el niño interiorice un estado de unidad y solidez, debido especialmente a las manos de la madre que sostienen al bebé y le proporcionan un soporte físico y psíquico que le contiene. Además ese contacto le ayuda a regular la excitación provocada por exceso o defecto de estímulos, para que vaya aprendiendo sobre el mundo que le rodea a un ritmo aceptable para él. Desde este vínculo de apego seguro, el bebé va regulando progresivamente el miedo y la curiosidad.
- CONTINENTE: Sirve también para que el niño se pueda ir haciendo una representación mental de sí mismo. Empieza de los juegos y la relación entre el cuerpo de la madre y el cuerpo del niño, así como de las respuestas de la madre a las sensaciones y a las emociones del bebé; respuestas gestuales y vocales (que el niño ve y escucha)(p.ej. la mamá imitando el “la-la-la” “pa-pa” “ma-ma”). La envoltura sonora y visual refuerza entonces la envoltura táctil. El niño va teniendo una imagen unificada de sí mismo, es él mismo el que oye y es tocado.
La madre colabora en esta representación mediante la función que Bion llamó “función alfa”. La madre elabora, transforma y devuelve al niño sus sensaciones-imágenes-afectos ya representables.
Esto nos invita a reflexionar lo importante que es el feedback, lo recíproco de la relación humana, lo bidireccional, que no lo permite la pantalla porque la relación con la pantalla es unidireccional. - INTERSENSORIALIDAD: Los órganos de los sentidos están alojados en la piel. El YO-PIEL es una superficie psíquica que une las sensaciones de distintas naturalezas y crea un “sentido común”. En la vida cotidiana los estímulos se suelen presentar paralelamente en al menos 2 categorías: las caricias de la madre + su olor; el olor de una buena comida con un plato bien presentado, la visión de un cristal que se rompe + el ruido estrepitoso.En la realidad neurofisiológica es el encéfalo donde se efectúa la integración de las informaciones que provienen de los distintos órganos de los sentidos. Cuando la exposición a un estímulo, por ejemplo visual, es muy prolongada y no va acompañada de otros estímulos, los estímulos atrapan pero no se favorece dicha integración, dicha imagen unificada.
Esto no ayuda a obtener una representación de la realidad ajustada. En la pantalla ves un plato de comida desprovisto de olor, agua que no moja, chocolate que no sabe. Las conexiones neuronales de los distintos sentidos no se activan a la vez.
Para la adecuada estructuración del psiquismo, para el origen del conocimiento es necesario un espacio de vinculación, pero también un ESPACIO DE DESVINCULACIÓN Y DE ENSIMISMAMIENTO, Espacio-tiempo “de soledad” a través del cual, el bebé va consiguiendo la autorregulación psicosomática, la integración cuerpo-psique y también la integración de los estímulos tanto internos como externos.
“No solo es necesario el contacto sino espacios y momentos de desvinculación en los que el niño vaya pudiendo integrar y procesar sus vivencias.” (Extraído de “El Yo piel” de Didier Anzieu).
Podemos pensar aquí qué puede suponer que en esos momentos tan necesarios de desvinculación en lugar de dejarlo ensimismarse le pongamos delante el móvil, Tablet o TV que lo sobre estimulen, alerten, sin ese contacto contenedor… O por el contrario lo dejemos llorar hasta la extenuación.
Al nacer el niño no tiene ni conciencia de sí mismo ni conciencia de la existencia del mundo y de los objetos. Sí tiene, en cambio, unas preferencias para la recepción de estimulación, que sólo busca en una medida limitada, y posee también algunas respuestas cuando se producen variaciones en las condiciones ambientales o en su situación interna. Pero el ejercicio de sus capacidades, por muy limitadas que nos puedan parecer al principio, le va a permitir ir formando nuevas capacidades más amplias y construir su conocimiento sobre el mundo que le rodea.
Ejemplo. La prensión. El niño cierra la mano cuando algún objeto le estimula la palma. Es una conducta refleja pero el niño busca estimulación y esto le va llevando durante los primeros meses a interesarse por los objetos, a tratar de encontrarlos, aunque inicialmente solo trata de ejercitar sus reflejos. Los reflejos, que son hereditarios, van a transformarse en esquemas (sucesión de acciones organizadas que son susceptibles de aplicarse a situaciones semejantes), que son producto de la actividad del sujeto y que están en constante variación y modificación a lo largo de la vida.
Es la resistencia de la realidad la que impulsa al sujeto en su desarrollo. Si el niño pudiera aplicar sus reflejos o esquemas iniciales y obtuviera siempre los resultados apetecidos, no se producirían avances. Por eso, cuando el niño tiene demasiadas cosas a su alcance, demasiados juegos, se le da todo hecho, no avanza, no se siente tan estimulado porque no tiene que desplegar todos sus instintos, esquemas mentales, etc. Por otro lado, si no se le estimula en absoluto, no sentirá curiosidad y sus instintos se irán atrofiando.
Para que se dé la aparición del lenguaje (a finales del periodo sensoriomotor, a partir de los 18 meses) también hace falta una estimulación adecuada. Tiene que haber un espacio temporal entre la estimulación interna del niño (la sed) y la consecución de la bebida. De esta manera el niño tratará de encontrar entre sus conceptos mentales el que denomina aquello que quiere para nombrarlo y conseguir que se lo den. Es decir, si al niño le damos el agua sin que la pida no se esforzará en nombrarla y dicha capacidad se atrofiará. Por otro lado, si ponemos a su alcance todo tipo de bebidas, beberá indiscriminadamente, no terminará de apreciarla, no llegará a tener consciencia de que tiene sed ni de qué bebida prefiere.
La otra vertiente para que aparezca el lenguaje es la vertiente social. Cuando un niño balbucea “pa…pa…pa”, es imprescindible que alguien imagine que ha dicho ”papá”. Si no hay un adulto significativo enfrente que sirva de estímulo y con el que el niño quiere interaccionar el balbuceo no se convertiría en lenguaje.
LA ESTIMULACIÓN HA DE SER ADECUADA. El niño parece obtener placer de la estimulación únicamente cuando es óptima. Estará inquieto y buscará activamente cuando se encuentra sub-estimulado; pero estará inquieto también cuando resulta sobrestimulado, ya sea desde el interior (por ej. Por hambre) o desde el exterior (debido a una luz intensa). Además, los mismos estímulos que atraerán al niño cuando se encuentra descansado, le repelerán cuando está cansado.
Los bebés que están sobrestimulados pueden volverse crónicamente ansiosos y dejar de confiar en su capacidad para aprender o entender cosas nuevas. Esto puede repercutir negativamente sobre sus logros intelectuales posteriores. Los niños sobrestimulados también tienden a tener problemas de sueño.
Si se está pendiente de las pistas que nos va suministrando el bebé y evitamos sobrestimularlo, mantendremos su nivel de estrés en un nivel aceptable lo cual le ayudará a aprender sobre el mundo que le rodea a un ritmo que sea aceptable para él.
Todo esto depende de la capacidad de identificación empática del cuidador con su bebé, de ponerse en su lugar, “como si” estuviese en su interior pero de forma parcial y transitoria para no confundirse con él.
El bebé necesita verse y reconocerse a través de la actitud y de la mirada empática del otro que le cuida sin confundirse permanentemente con él y posteriormente, de forma progresiva, también ante el espejo (6-18 meses). Así se va dando el baile y reajuste entre las expectativas paternas y las necesidades del niño.
Lo que reciba del ambiente junto a sus factores constitucionales le irá permitiendo desarrollar la capacidad de resiliencia que necesita para su adecuado desarrollo.
Hasta aquí vemos la gran importancia del primer año de vida en la constitución del psiquismo.
Resaltar en este primer año la importancia del destete que supone, esencialmente, la capacidad de poder desprenderse de las cosas habituales y familiares para poder volcarse hacia lo nuevo y lo desconocido.
Como entre los seis y ocho meses aproximadamente, sucede un hecho importante en la constitución del psiquismo y es la desaparición de la sonrisa automática, indicador de que el niño ya diferencia entre personas conocidas y desconocidas. La respuesta por la sonrisa a la sonrisa del adulto es la primera respuesta dirigida e intencional.
Es el momento en que el lactante reacciona con temor ante la vista de una persona “extraña”, se aparta, grita, llora y forcejea visiblemente angustiado. Pero no se trata siquiera de un desconocido, el “extraño” puede ser una abuela, una tía, etc. Se trata de que ahora su madre es distinguida entre todas las otras personas de su alrededor, y que ocupa en el universo del bebé un lugar único. Señala un proceso en el desarrollo afectivo y social del niño. En realidad la angustia es por la ausencia de la madre que se evidencia en presencia de otro que no es ella. Siente la falta de ese sostén que le da seguridad. Aun no está preparado para estar solo.
Es lo que René Spitz llamó la angustia del extraño o “angustia de ocho meses”.
Este es el momento de los Juegos del desaparecer y aparecer. Pero ¿Qué pasará en el niño que se ve forzado a una separación temprana o tiene dificultad para transitar este momento y que necesita de ese punto fijo de referencia?
Los primeros objetos que sirven al niño para desprenderse de la madre e iniciar su independencia y autonomía son lo que Winnicott llamó “objetos transicionales”, refiriéndose con ellos a alguna prenda como la sabanita, la almohada, …
Le permitirán prescindir de la presencia de la madre y resolver, en parte, sus propias tensiones. Para el niño pequeño la ausencia es su inexistencia, su muerte, que solo es superada por el símbolo de su presencia.
¿Y si este objeto transicional es sustituido por una sobre estimulación visual y auditiva? ¿Un aparato que no está cargado afectivamente y con el que no puede establecer un contacto sensorial?
Superar esta angustia de muerte, supone, como decíamos antes, el acceso al significante, a la palabra y al concepto, que evoca el significado y asegura su permanencia, dando acceso al simbolismo del lenguaje.
La intolerancia al vacío, la ausencia, facilita que en la adolescencia, en lugar de buscar su sitio y espacio entre los iguales de una forma real, se refugien en un espacio bidimensional.
La frustración es necesaria pero si es demasiado temprana, cuando aún no ha tenido las suficientes experiencias satisfactorias no podrá defenderse psíquicamente de esa frustración. La no satisfacción inmediata de todas las necesidades le irá permitiendo reconocer sus deseos y expresarlos, crecer consiste en ir perdiendo cosas y ganando otras, y, por eso, es tan bueno mamar como dejar de mamar. Esto último significa separación.
“De los momentos de frustración, de espera o de desespero el niño aprenderá conceptos de tiempo, conocerá sus propios límites y recursos, ejercitará las funciones de su <<yo>> y gestionará las bases de su futura autonomía” Roser Pérez Simó.
Qué puede ocurrir en este período. La no tolerancia a la separación, quedarse pegado puede suponer en un niño que puede ser muy querido por tranquilo, cariñoso con la madre, que haga crisis el día que le falten los amigos, entonces lo veremos ansioso o aburrido, cuando no en la franca depresión. Facilita la adicción a la tv en la adolescencia, que a veces se nota ya desde niños.
El niño va a tener que comprender el significado del “no” y poder tolerar la frustración, dicho de otra manera, renunciar a un placer inmediato por una gratificación en el futuro.
Entre los 16 y 20 meses, cuando se sitúan los comienzos de la imitación diferida, es decir, la reproducción de los modelos ausentes, que implica la representación, emerge una función nueva, la función simbólica.
Este cambio se manifiesta en la personalidad del niño como crecimiento de la autonomía. El “no” será más frecuente, las prohibiciones repetidas que le causan frustración, desencadenarán sus pulsiones agresivas.
El niño, aunque desde el principio esté familiarizado con su padre, es alrededor del año cuando repara que la relación que mantiene su padre con su madre es una relación muy particular. Esta realidad que empieza a intuir no le gusta del todo, él quiere ser incluido y no perderse ningún privilegio. Por todo esto puede mostrarse celoso y rabioso. Además es capaz de desplegar una serie de recursos que le sirven para mantenerlos separados y exigir ser atendido. Este es un momento importante para que los padres le puedan ayudar a ubicarse en su “lugar de hijo”. Es importante que cada uno ocupe su lugar que los padres sepan y atiendan su relación de pareja, y diferencien lo que compete a cada uno, como padres, en relación al hijo. Por que esto ayuda a estructurar su psiquismo y a que cada uno ocupe su lugar.
Si en lugar de atender esta necesidad de ser mirado, ser especial, descalificamos ese enfado, lo rechazamos por ello y le callamos dándole algo que le absorba y evada de su malestar no aprenderá a tolerar el estar con otros sin ser siempre mirado. A que para ser querido ha de ser cómo los padres esperan de él.
A partir del momento que acepta la existencia de los otros que ya no necesita ser el único ni el centro de atención podrá vivir las separaciones y las pérdidas sin que su yo se desorganice. La estructura psíquica, los cimientos están bien consolidados y el niño está preparado para la vida preescolar, para iniciarse en la vida social que irá dando cambios de pensamiento y organización hasta llegar al estilo de pensamiento adulto y lenguaje simbólico con la integración del espacio y el tiempo que permite la búsqueda de permanencia y a la vez el deseo de proyectar su creatividad en un proyecto de vida.
Poseemos un “cerebro relacional” preparado para compartir emociones y sentimientos con los demás. Para “enredarnos” con los otros de formas diferentes: afectivas, eróticas, sexuales, de amistad, neuróticas, etc. Cerebro relacional en el sentido de que me sirve para leer al otro, interpretar sus emociones, adelantarme y comprender sus deseos, compartir mis temores y necesidades, y analizar las mías en función de lo que el otro hace o me dice.
El deseo profundo del niño es el de ser libre de sus actos, es decir, no juzgado y no sometido afectivamente al deseo del adulto.
El niño nos someterá a pruebas difíciles de soportar y aceptar. Se requiere una muy gran confianza en sí, en el niño… y en el hombre. Lo que importa no es la desculpabilización del acto sino del deseo.
En el caso de José quien quiere seguir en el parque o viendo la tv y no hacer las tareas, que se enrabieta, opone y pega a su madre, es legítimo su deseo de querer jugar, no enfadarnos por ello pero no podemos consentir ese tipo de agresión.
Por otra parte la capacidad de atención es muy importante en el funcionamiento mental de un individuo, es un proceso activo que nos permite no quedar sometidos pasivamente a las incitaciones del contexto. La atención que se requiere en la escuela es una atención selectiva que se rige más por obediencia a normas que por deseos, donde tiene que deponer sus intereses momentáneos, seleccionar de todo el cúmulo de estímulos internos y externos aquellos en los que otros le piden se centre y concentrarse durante un tiempo prolongado en un tema. El dirigirse al mundo y sostener el oído y la mirada atentos está monitorizado por los deseos, nos marcan la dirección. El yo como organización representacional aparece como imprescindible para que un sujeto atienda… y aprenda. Hay que sentirse unificado para poder escuchar a otro, mirar a otro, sin sentir que uno se quiebra en múltiples pedazos si no es el único mirado y escuchado.
El niño al poder asumir su deseo, trabaja con gusto, con dinamismo y alegría, sin saber que está trabajando. El deseo de aprender es solo uno de los componentes secundarios del deseo de actuar, de ser. Expresarse verbalmente, plásticamente, gráficamente o intelectualmente es también afirmar su presencia.
Si por complacer se resitúa como objeto en el deseo del adulto. Aprenderá a refugiarse en la imitación.
La socialización no es la mera sumisión a una regla común, sino la posibilidad de auténticos intercambios con los demás, de comprensión aceptación y respeto.
Se puede dar una reacción de abandono ante la dificultad de vivir, un deseo regresivo de retorno a la seguridad afectiva con actitudes como la pasividad o la pereza, la inatención o no receptividad a lo de afuera, la huida a lo imaginario o bien actitudes compensatorias, como esconderse en un personaje con agitación, payasadas.
Si hay un deseo de desaparecer, hay también el miedo, la angustia de la que hablábamos antes. Es el miedo a lo negro, al silencio, al vacío (agorafobia), a la soledad, a la inmovilidad, que se supera cuando es abandono confiado.
¿Qué pasará con el niño que no tolera la ausencia? ¿Necesitará cogerse de algo?
Todo este proceso evolutivo no se puede hacer sin movimiento. El niño necesita moverse, podemos decir que sin movimiento no hay vida. “Su pensamiento va elaborándose al compás de la acción”. Su psiquismo estructurándose a través del juego.
“No hay nada significativo en la estructuración de un niño que no pase por el jugar” Ricardo Rodulfo
Sin embargo, es frecuente que los niños sean sancionados por aquello que es justamente una de las características de la infancia: la vitalidad, le movimiento, el salto de un tema a otro, de un juego a otro, el llamar la atención de los adultos, el hacer ruido…
Todo esto es esencial hasta los 7 años más o menos, en que comienza el periodo de latencia, reposo, como un guiso al que le has echado todos los ingredientes y cuece a fuego lento. Periodo difícil en estos tiempos que las niñas ya son unas lolitas que no disfrutan de su infancia ni de un tiempo de reposo. Mientras tanto es tiempo de los aprendizajes escolares, sociales y morales, la escuela continua pero la familia sigue siendo muy importante como lugar al que el niño vuelve, como cuando de pequeño volvía la mirada a la madre en sus primeros pasos, donde sintetiza y asimila las contradicciones entre su mundo familiar y los otros mundos, lugar de confianza y comunicación. Y aunque parezca que ya no nos necesitan sigue siendo tan importante como hasta ahora la comunicación, límites y apoyo.
En la ADOLESCENCIA con los cambios físicos y hormonales se reactivarán todos los procesos que quedaron detenidos, lo no resuelto buscará encontrar salida y es tiempo de resolver, recolocar y de encontrar el propio sitio en el mundo.
Sabemos de las dificultades del adolescente con su propio cuerpo “metamorfoseado “, tan propio y tan extraño al mismo tiempo, y del proceso de duelo que debe llevarse a cabo para tramitar los cambios que acontecen en un corto período de tiempo. Sabemos también del padecimiento de los púberes a causa de un crecimiento que dista de ser armonioso y de la falta de una imagen corporal unificada. En este momento de la vida, la atención se concentra en las supuestas imperfecciones: la altura, el peso, algunos rasgos faciales, el volumen de los muslos, el abdomen, están entre los aspectos más criticados.
También es muy fuerte el deseo de encuentro con otro que es temido en la misma medida en que se lo desea.
Los vínculos virtuales que el adolescente establece con un universo casi infinito de otros, abrirán paso a una diversidad de identificaciones que reproducen la dramática propia de la fase del espejo. Es un término acuñado por Jaques Lacan para denominar una fase que se da en el bebé entre los 6 y 18 meses de edad, momento en el que aún no tiene una imagen integrada de sí mismo, únicamente la que le devuelve el espejo. La fragmentación corporal que reaparece en la adolescencia puede ser velada por el amplio abanico de “espejos” que las nuevas tecnologías proporcionan.
Julián es un adolescente de 14 años con dificultades para aceptarse tal y como es. Le cuesta leer porque no se ve bien pero no se quiere poner gafas “porque no se gusta con ellas”. Le cuesta mirarse al espejo porque “tiene granos, no le gusta como se le queda el pelo, me quiero arreglar los dientes”. En cambio en las fotos se gusta porque cuando las cuelga en Facebook las chicas le ponen muchos” me gusta”.
Otra cosa que le pasa es que en el IES siente que algunos chicos le miran mal “como si les diera miedo porque tengo pinta de duro, de macarra”. Ha llegado a sentirse tan amenazado que ha protagonizado incluso alguna pelea en el IES por este motivo.
En cambio sube muchas fotos a facebook y a las redes sociales. “Me pongo de mi mejor lado, hago muchas fotos hasta escoger la definitiva”, etc. y tiene muchos amigos aquí y solicitudes de amistad.
En las relaciones frente a frente, no se tiene dominio sobre lo que el otro percibe, mientras que la imagen virtual ́colgada ́ en las redes sociales funciona como un espejo ubicado en el lugar indicado para que se refleje en él todo lo que se considera valioso y digno de ser mostrado. Si al adolescente no le agradan sus piernas, las fotos serán de la cintura para arriba. Si no se encuentra conforme con su altura, las fotos serán sacadas desde arriba al estilo selfie. Si prefiere que un lunar no esté ahí, simplemente recurrirá al photo shop. Con estas herramientas se asegura que el otro no vea lo que considera sus defectos y se aproxima a su ideal a través de una imagen virtual.
Pero lo desmentido siempre retorna. Se puede engañar al otro alterando la propia imagen por medio de la tecnología pero cuando la computadora se apaga o el whatsapp se desconecta, el adolescente volverá a encontrarse a solas con lo real de su cuerpo.
Este es uno de los efectos que tienen las nuevas tecnologías en la estructuración del psiquismo en el adolescente. Las tres tareas básicas que ha de hacer el adolescente que son:
- el trabajo con los duelos
- el paso del Yo IDEAL al IDEAL DEL YO
- la consolidación de la identidad sexual
Pueden detenerse porque el adolescente se refugia en este tipo de relaciones virtuales para no enfrentar las de la vida real, las cuales a veces no son tan satisfactorias porque se ha de exponer el propio cuerpo (que no se gusta o se ve fragmentado) o la inestable identidad que posee.
Julián faltaba con frecuencia al IES; quedándose en casa, en su habitación grabando videos de él jugando a video juegos o con las canciones que componía. Tenía muchos seguidores. Estaba convencido de que iba a ser el día de mañana un buen informático y un especialista en multimedia, pero realmente cada día que pasaba y no asistía a clase estaba más lejos de conseguirlo porque se iba quedando más retrasado en el aprendizaje. Le resultaba más fácil vivir en el mundo virtual donde jugaba a ser quien él quería; que en la vida real donde si iba a clase se había de enfrentar con todo eso que explicaba el profesor y que él no entendía y con los otros chicos que no siempre apretaban la tecla del “me gusta”.
Para sostener el engaño, será indispensable que el encuentro cara a cara de los participantes no se produzca, dado que haría añicos la imagen que se ha expuesto ante el observador. De modo que estos encuentros suelen ser evitados para no desilusionar al otro ni desilusionarse, en la medida en que, así como se ofrece una imagen embellecida de sí, es muy probable que el otro haya hecho lo propio. Cuando las citas se concretan, a menudo la experiencia resulta frustrante ya que cae la idealización y quedan expuestos sin velos los cuerpos verdaderos y las verdaderas identidades.
Las experiencias en la red, dentro de ciertos límites, ayudan a tramitar los cambios corporales a través de la construcción de estas representaciones imaginarias con las que se identifica y también le darían la posibilidad de ir graduando el acercamiento/alejamiento del objeto real.
Pero también pone en evidencia la devaluación de la subjetividad reforzando así la retracción narcisista de un goce en soledad que, paradójicamente, “conecta” al sujeto, en todo momento y en todo lugar, con una multiplicidad de otros, muchos de ellos casi anónimos y con una superficial implicancia afectiva.
***
Esperamos, con lo detallado a lo largo de estas páginas haber incitado a la reflexión del lector sobre el impacto que las nuevas tecnologías tiene en el desarrollo psicoemocional del niño/a, y de la importancia de realizar cambios positivos a la hora de relacionarnos y educar a nuestros hijos/as con el fin de lograr aquello que deseamos, su felicidad.
A continuación, exponemos algunas pautas o estrategias a seguir que pueden ser de gran utilidad en nuestra acción educativa.
RECOMENDACIONES PARA PADRES Y MADRES SOBRE LAS NUEVAS TECNOLOGIAS
- Respecto a las edades de inicio de uso de las nuevas tecnologías. Los padres no debemos de tener prisa en iniciarles en las nuevas tecnologías.
Desde la AAP (Asociación Americana Pediatría) sugieren esperar lo más tarde posible a iniciar a los niños en su relación con lo digital, ya que consideran que en las etapas tempranas de la infancia el aprendizaje es fundamentalmente a través del juego y de la interacción con otras personas.
Recomienda a los padres y madres que den prioridad a la creatividad y a darle tiempo a los bebés y los niños pequeños para el juego sin estar conectados a un aparato.
- No exponer a los niños a pantallas antes de los 2 años.
- Entre los 2 y los 5 años la Asociación Americana de Pediatría recomienda a los padres que sigan dando prioridad al juego no conectado, limitando el uso de las pantallas a una hora al día como máximo. (incluido TV)
- Respecto a la edad para comprar un móvil a nuestros hijos: no existe una edad exacta, aunque la etapa para regalarlos es a partir de la adolescencia (los 13-14 años), estableciendo una “supervisión adecuada de su uso, con los controles parentales pertinentes”.
- Acompáñales en el descubrimiento y uso de las nuevas tecnologías.
- Acompañar al niño mientras ve la tele o visualiza una pantalla. Los niños pequeños necesitan que se les expliquen los contenidos de lo que están viendo para entenderlo y elaborarlo. Intentar ver la televisión o los videos con los hijos y comentarlos con ellos. También ayudarles a desarrollar una actitud crítica.
- Limitar el tiempo de exposición a las pantallas y establecer horarios totalmente libres del contenido mediático. No prohibir totalmente.
- No sirve prohibir, es necesario regular su uso. Establezca, si es posible de manera consensuada junto a sus hijos, el tiempo que necesitan para estar conectados a Internet, incluyendo el tiempo de estudio y el de ocio de acorde a su edad.
- Entre 2 y 5 años máximo 1 hora la día.
- Entre 6 y 12 máximo dos horas al día.
Horarios donde este limitado el uso de las pantallas:
- La hora de comer (no ver tv y no utilizar móvil)
- Un rato antes de ir a dormir (puede afectar a su capacidad de conseguir un sueño tranquilo)
- Mientras estén haciendo otras actividades (si están pintando, dibujando, jugando… apagar la televisión de fondo)
- Tener zonas libres de pantallas en la casa, como las habitaciones. Un estudio realizado en EEUU con 2.048 niños de entre 9 y 13 años evaluaron el uso de las pantallas con la cantidad y calidad del sueño. Vieron que los niños que dormían cerca de un móvil o de una tablet perdían 20,6 minutos de sueño y tenían más riesgo de sentirse cansados al día siguiente (la percepción de no haber descansado lo suficiente).
- Explicar y establecer normas claras de uso responsable y límites respecto a su utilización.
- Premisa básica: es una irresponsabilidad dar a nuestros hijos de dispositivos tecnológicos y no darles las normas y límites para establecer una conexión sana con ellos.
- La protección. Respeto a la privacidad propia y la de terceros. No subir fotografías y videos propios comprometidos así como pedir permiso para compartir fotos de otras personas.
- Indícales que eviten intercambiar direcciones, números de teléfonos ni datos personales que puedan identificarlos.
- Hazles responsables de su consumo de móvil, que siempre debe ser limitado y estar controlado por ti.Ejemplo de Contrato entre padres e hijos extraído de: “Los menores y las tecnologías de la información, la comunicación y el ocio. Una guía para padres”. Enlace
- Es nuestra responsabilidad asegurar el no acceso a contenidos negativos y no adecuados a la edad.
- Existen herramientas que contribuyen a evitar el acceso a contenidos negativos y ofensivos para nuestros hijos. Filtros de páginas web,bloqueo de ventanas emergentes, sistemas de control parental, motores de búsqueda para niños y jóvenes, etc.
- Selecciona los videojuegos a los que juegan tus hijos según las normas PEGI (edad y contenidos).
- No olvidar ser consecuentes y dar ejemplo en nuestra interacción con las Nuevas Tecnologías.
Si los padres pasamos muchas horas con el móvil en la mano estamos dando ese ejemplo a nuestros hijos.
- En caso de existir una posible dependencia o cualquier problemática relacionada con las nuevas tecnologías, es muy importante poder consultar y pedir ayuda profesional (psicólogo).
VENTAJAS DE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS
Las tecnologías no son por sí mismas buenas o malas, es el uso que los humanos hacemos de ellas las que las convierten en un instrumento de crecimiento o de conflicto. El uso de las nuevas tecnologías, siempre está apoyado en la organización psíquica del sujeto que la utiliza, en unos casos será o estará al servicio de la relación.
En otros a favor del aislamiento todo dependerá del sujeto.
- En el proceso de socialización del menor supone un valor añadido al permitir un canal de comunicación interpersonal y de información previamente inexistente. El uso de las redes sociales ha representado para personas con limitaciones físicas, una vía de comunicación inédita. Pensemos, por ejemplo, en personas con discapacidad motriz, sensorial u otras, que han visto ampliadas sus posibilidades de relacionarse.
- Lo mismo ha ocurrido en jóvenes con inhibiciones, para quienes la computación ha representado una suerte de espacio transicional, al modo en que lo ha trabajado Winnicott (1971), una “zona intermedia de experiencia”, de transición entre el yo y el no-yo, facilitadora y a veces precursora de experiencias de socialización, de encuentros en el mundo externo.
- Los adolescentes podrán utilizar las nuevas tecnologías “…como espacio transicional, de preparación para el encuentro-desencuentro con amigos y con partenaire, con sus satisfacciones y problemas, y con el “malentendido” inevitable que, el psicoanálisis sostiene, es de estructura.” Estas tecnologías pueden ponerse al servicio “…del trabajo psíquico específico del reposicionamiento adolescente, como apoyo desde lo imaginario para fortalecer lo simbólico que supone ese consolidarse como ya no más niño en camino de definiciones subjetivas” (Barrionuevo, 2013)
- Esta función intermediadora la encontramos también en otras situaciones, como cuando se “hace el aguante” por medio del celular a un amigo que cursa una enfermedad, o cuando se hacen presentes por Facebook para “acompañar en el sentimiento” a un par, ante la muerte de un ser querido. Frente a la dificultad para hacerse físicamente presentes en circunstancias ligadas a la enfermedad o la muerte, toman de este modo contacto con lo traumático, al mismo tiempo que la distancia los preserva de una angustia mayor. Probablemente la utilización de las redes sociales para compartir con otros el pesar por una muerte, nuevos modos de “dar el pésame”, permitiría algo del orden de la elaboración compartida del proceso de duelo.En el aprendizaje de conocimientos, supone una herramienta de fácil y rápida accesibilidad a una amplia y diversa información de utilidad.
- En el caso de los video juegos: mayor desarrollo de algunas funciones cognitivas como coordinación ojo-mano, orientación espacial y atención selectiva. Entre los efectos positivos se mencionan los efectos que puede tener sobre el aprendizaje al facilitar el desarrollo de aspectos instrumentales, sobre la socialización ya que también estimula la interacción de forma no jerárquica, sobre la autoestima, la capacidad de control, y para adquirir y entrenar nuevos aprendizajes. Sobre el mundo psíquico concretamente, permite el ejercicio de la fantasía, facilita el acceso a otros mundos y estimula la curiosidad y la inquietud por investigar.
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- Video: Documentos TV. “Vuelve a jugar”. https://www.youtube.com/watch?v=pQn-Tc3R2Es
- Video: Uso y abuso nuevas tecnologías argentina. https://www.youtube.com/watch?v=dG2FJPeIcZo