Prefiero la experiencia que contarla, prefiero sentir que relatar mis sentimientos, prefiero actuar que relatar lo actuado, prefiero hacer psicoterapia que escribir acerca de la psicoterapia. Todo pierde algo de realidad fuera del momento en que acontece. Aun así intento referir algunas cuestiones que suceden en este complicado mundo de la psicoterapia, que en esencia, es el proceso de dar la cara frente a uno mismo, (cliente), en presencia de otro (terapeuta) que le acompaña y le ayuda. Algo tan sencillo en resumen y no tan sencillo en su desarrollo. Cuando una persona acude en demanda de psicoterapia ya ha hecho muchos intentos, aunque fallidos, buscando su bienestar, intentos fallidos la mayoría de ellos, al mirar en dirección distinta de sí mismo.
Estamos muy acostumbrados a tomar como sinónimos responsabilidad y obligaciones, ser responsable con ser controlado y formal. Esta noción varía para cada persona que se acerca al conocimiento de sí. El concepto responsabilidad se libera de la pesada carga que supone cumplir con obligaciones y deberes y toma otro sentido: El de responder por uno mismo tanto hacia lo interno como en relación con el afuera.
Querámoslo o no, cada uno somos protagonistas de nuestra vida, siendo este hecho tan deseable como temido, tan evidente como negado. Hay quien repite y repite papel en la obra, hay a quien el guión le arrastra, en ambos la satisfacción está ausente. También están los resignados a estar insatisfechos, incluso éstos también hacen crisis. Es el reconocimiento de crisis del personaje que representan lo que conduce a muchas personas al proceso terapéutico, proceso en el cual el personaje, por conocido, pierde relevancia dejando paso a la persona que suplanta y ésta es la que mira lo que quizá no quería ver, escucha lo que se temía, incorpora lo que suponía perdido, suelta lo que no es propio… Aventura difícil para realizar en solitario. El terapeuta acompaña activamente, pero, como nadie puede nombrar lo que no conoce, ni hacer de guía donde nunca ha estado, de todos los utensilios, técnicas y herramientas que el terapeuta reúne, destaco veracidad y tacto, productos éstos destilados de múltiples recorridos a través de su propia persona. Así, se hace posible un encuentro en el que cada uno ES cada cual.