Clara María Álvarez, Rocío Molina, Irene Tormo
La adolescencia es una etapa del ciclo vital marcada por múltiples cambios para el adolescente que repercuten en los vínculos con su entorno familiar.
Es un periodo en el que se juega el conflicto dependencia-independencia. En esta etapa surge una imperiosa necesidad de reafirmación de la identidad propia, así como del reconocimiento social y cultural. En este sentido, la integración en el grupo de amigos y colectivos adquiere mucha fuerza y eso no siempre es fácil.
La adolescencia resulta un periodo en el que, aun respondiendo a un ciclo normal en la vida de la persona, es un paso no siempre fácil, donde comportamientos olvidados parecen reinstalarse. No hay adquisición que el adolescente no deba replantearse, las situaciones vividas y/o conflictos no resueltos de la vida infantil se reactualizan para darles un nuevo significado. Es un momento de resolver definitivamente y, por tanto, evolucionar a la madurez responsable y autónoma desde la transformación, o quedar atascado logrando una pseudoadaptación.
Igualmente, las familias de los adolescentes entran en una etapa de cambios. Es el momento en el que es necesario que se rijan por códigos distintos a los de la infancia. Una buena integración familiar puede actuar como factor protector en esta etapa, facilitando al adolescente su desarrollo hacia la autonomía y su integración social.
Según las necesidades del adolescente y su familia ofrecemos varías vías u opciones de intervención terapéutica en este proceso, en el que pueden darse, como forma de expresión del conflicto interno, alteraciones en los vínculos, problemáticas escolares, absentismo o trastornos psíquicos graves (trastornos alimentarios, de conducta, adicciones, etc.):
- Psicoterapia individual
- Terapia familiar (todos los miembros de la familia, como apoyo, en muchas ocasiones, a la psicoterapia individual)
- Orientación y mediación familiar
- Grupos psico-educativos para padres
- Grupos psicoeducativos y terapéuticos para adolescentes