Elena Revenga, Clara Álvarez, Paula Martin Barahona
“Las cosas vivas tienden a unirse, a establecer vínculos, a vivir unas dentro de otras, a regresar a ordenamientos anteriores, a coexistir cuando es posible. Es el curso del mundo.”
Lewis Thomas
La familia en nuestra sociedad
A lo largo de este último cuarto de siglo, las funciones tradicionalmente atribuidas a la familia han cambiado o desaparecido.
El modelo de familia nuclear clásico ha ido dejando paso a la diversidad de formas nuevas, en consonancia con la pluralidad social: familias monoparentales, parejas sin hijos, familias homoparentales, personas solas que forman núcleos de convivencia, etc. A pesar de los cambios apuntados, la familia sigue desempeñando, entre otras, dos funciones psicológicas esenciales para el ser humano: la socialización y la construcción del autoconcepto y autoestima del individuo.
La familia y sus necesidades
La familia es un grupo natural que en el curso de su historia ha elaborado una forma de vivir. Las pautas y estructura que la familia ha creado a lo largo del tiempo rigen el funcionamiento de sus miembros y es así como dan forma a sus vidas y facilitan la interacción entre ellos. Pero es cierto que no siempre se elabora una estructura adecuada para el desarrollo a lo largo de los ciclos por los que pasa la familia.
Ayuda a las familias
La familia necesita una estructura viable para desempeñar sus tareas esenciales, que son el apoyar el crecimiento psico-emocional de sus miembros, la independencia y favorecer la confianza y pertenencia de todos.
En la familia existen multitud de situaciones y causas que provocan un desequilibrio familiar. También esisten diversidad de patologías clínicas, ya sea en adultos, en niños o adolescentes (depresión, ansiedad, trastorno alimentario, adicciones, hiperactividad, etc.) que provocan o mantienen un conflicto familiar que no siempre es fácil de manejar.
Es así como la ayuda debe ir orientada a favorecer la evolución certera de determinadas etapas críticas que permitan una calidad de vida adecuada a los miembros de la familia, así como a la persona que pueda sufrir una patología concreta.
¿De qué manera?
El trabajo que realizamos con las familias resulta de gran ayuda para el apoyo integral de la persona y el buen desarrollo de la estructura familiar. En dicho apoyo cabrían funciones de prevención, orientación, asesoramiento, información y psicoterapia ante las dificultades que aparecen a lo largo del ciclo evolutivo de la familia y de sus miembros
Trabajamos con la familia como un grupo holístico, buscando el restablecimiento de su propio equilibrio saludable. Intentamos ampliar la visión de la persona, así como la de la patología que sufre, con una atención a todo su entorno (familiar), encontrando nuevas soluciones a cuestiones, en principio, individuales.
El terapeuta familiar analiza el problema individual, no de forma aislada, sino que elabora un mapa de cómo afecta dicha situación a toda la familia y qué recursos pueden aportar los padres, hijos, abuelos, tíos y la pareja.
Para quiénes
Familias o parejas que puedan necesitar ayuda terapéutica, orientación o apoyo en cualquier situación que afecte a la relación y esté produciendo malestar en su vida:
- Familias que se encuentren en una situación vital difícil (pérdida de un ser querido, problemas en la crianza, dificultades en la separación, etc.)
- Familias con algún miembro que sufra alguna patología que deteriore o mantenga un funcionamiento familiar insatisfactorio (depresión, adicciones, trastorno de la personalidad, hiperactividad, trastorno alimentario, trastorno de conducta, etc.)