Abro el ordenador y cuando voy a mi correo electrónico, me encuentro que se está llenando de mensajes sobre la crisis:
La tienen que solucionar quien la ha producido.
Los políticos son los responsables.
Los banqueros son los responsables del encarecimiento del dinero.
No se pueden pagar las hipotecas.
Los funcionarios no pueden vivir si se les rebaja el sueldo.
No se puede mantener esta estructura tal como está.
Está forma de vivir es insostenible.
Estamos destrozando la tierra.
Leyendo todas estas razones me ha venido a la memoria una frase que encontré en un libro: La razón de la sin razón que a mi razón se hace, de tal manera que mi razón enflaquece, que con razón me quejo de vuestra fermosura; y este libro no es otro que “Don Quijote de la Mancha” aunque ya Cervantes dice que estas frases las encontraba en libros anteriores y parafraseando a Borges, “La fantasía del hombre ha engendrado extraños seres a lo largo del tiempo y el espacio”. Este ser extraño llamado “CRISIS”, nos invade y no nos deja mover, nos paraliza el pensamiento, nos tiene colapsados con la cantidad de información que nos suministra diariamente, una información que en estos momentos solo va en un mismo sentido.
Me parece que es una situación realmente difícil, tenemos que decidir entre lo que realmente queremos y lo que realmente necesitamos y además responsabilizarnos de la solución que tomemos.
Igualmente me ha venido a la memoria un juego que practicábamos cuando éramos niños, tenía unas normas muy sencillas y a vez muy difíciles de conseguir, ya que todos no éramos iguales, el juego era o nos salvamos todos o no se salva nadie, todos teníamos que pasar por el estrecho puente sobre el rio, sino pasábamos todos el juego no seguía, si alguno no se atrevía a pasar el juego se acababa y teníamos que buscar una forma diferente para pasar al otro lado, esto implicaba buscar formas creativas para que todos los participantes pudiéramos pasar y sino buscar otro objetivo que estuviera al alcance de todos, no nos era permitido dejar a compañeros abandonados para pasarlos a buscar a la vuelta y alguna vez algunos tenían que abandonar el juego por “Imperativos legales”, es decir algunos eran reclamados por sus padres, el juego seguía con los restantes, y muchas veces, estos barrancos, estos puentes no median más que pocos metros y nuestro disfrute estaba en hacerlos lo más profundos que pudiéramos imaginar.
Me parece responsabilidad de todos, el salir de este imaginario colectivo, y como todos los entes creados por la imaginación tienen un sentido oculto, mientras no encontremos el sentido que le han dado los creadores, nos será difícil salir.
Ya que lo obvio para el que está metido en el imaginario es difícil de reconocer.
Y mientras escribo estas líneas se muere una persona muy querida por mí, Gustavo. El me enseño a descifrar y a separar el grano de la paja. Mis más emotivos sentimientos se fueron despertando con él y ahora es un buen momento por agradecérselo. Gracias, Gustavo.