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PSICOTERAPIA Y PSICOTERAPIAS

noviembre 15, 1995
by Juan José Albert
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                                                                             Vivir quiero conmigo;

                                                                 gozar quiero del bien que debo al cielo,

                                                                 a solas, sin testigo,

                                                                 libre de amor, de celo,

                                                                 de odio, de esperanzas, de recelo.

                                                                              (de la Canción de la Vida Solitaria).

                                                                                                          Fray Luis de León.

                                    Asistimos al inicio de un cambio cultural importante. Estamos yendo hacia un equilibrio entre las actitu­des dualistas, más o menos extremas, que han sido los pilares de nuestro desarrollo cultural. Ahora parece que vamos hacia un cambio en los valores mas profundos de la estructura de nuestra socie­dad, tal y como se ha venido desarrollando en los últimos 2.000 años, que necesa­riamente pasa por un cambio en sus indi­vi­du­os, abocado hacia una concep­ción unitaria del Ser Humano, a la vez que como ser social(y universal)interde­pendiente.

                                    La práctica sanitaria se esta impregnando también de este movimiento cultural en el que esta inmersa, aunque parezca posicionarse más radi­calmente en el dualismo histórico de mente-cuerpo, al estar apoyándose cada vez más en la técni­ca.  No es prudente acusarla de estar deshumanizándose por utilizar todos los logros técnicos y científicos a su alcan­ce; tan poco prudente, como acusarla de utilizar todos los logros intelectuales, emocionales y espirituales a su alcance.

                                    El reproche, tan frecuente, hacia los médicos y hacia los profesionales de la sanidad, en general, de estar deshu­mani­zándo­nos, implica una visión muy par­cial de este proceso.­ Nos estamos, cada vez más, especializando y superes­pecializando, porque medios mas sofisticados requie­ren especia­listas más preparados; es decir, la práctica sanitaria se esta diversificando, pero la Medicina (como conjunto de estos Sabe­res) está volviendo a su punto de partida : la concepción del ser humano como un todo indivi­sible inmerso en una sociedad que, ahora, es plural y pudiera llegar a ser Universal. El concepto, y el deseo, de Salud se va ampliando también notablemen­te; ya no nos conte­ntamos con la carencia de enfermedad, deseamos el disfrute de la vida cada vez más, entendido como la íntima satisfacción con uno mismo, muy cercano a la idea de felici­dad, durante el mayor tiempo posible.

                                    Si la medicina que cuida de nuestro cuer­po, del que depen­demos para vivir, se está diversi­ficando en la efica­cia, la medicina que cuida de nuestra mente también se está diversificando en la eficacia, a la vez que cumpliendo la función de integrar y sanar la experiencia de la vida; en ambas prácticas hasta donde es posible, pero, en cualquier caso, con la posibilidad de mejorar notablemente la calidad de vida. La serpiente se muerde la cola. Nuestra sociedad de consumo nos lleva a desear consumir también Salud, pero ésta es inagota­ble, y precisamente por ello, es su propia dinámica el facilitar al ser humano el ser cada vez mas consciente de sí mismo, más libre, le liberara también, a su tiempo, de la necesidad de consumo, desa­rro­llando más lo que le es propio: las rela­ciones interpersonales saludables. Como Antes, pero a otro nivel evolu­tivo.

  psicoterapia_y_psicoterapias    En la práctica de la Psiquiatría este movimien­to  de cambio se está dando en los dos niveles, en el técnico con el descubrimiento de nuevos fármacos, cada vez mas eficaces y con menos efectos secundarios, que, sin dejar de ser sintomá­ticos(¿alguna vez podrán dejar de serlo?),representan un notable avance y un apoyo eficaz para las psicotera­pias, al facilitar el acceso a estados clínicos de otro modo más difi­cil­mente accesibles o inaccesibles su vez, se ha hecho nece­sario que el campo de las psicoterapias se amplíe, al punto de que, hoy día, la Psicoterapia es una profesión en si misma, ­con sus correspondientes especialidades, en su mayor parte ejercida por psicólogos.

                                    Asistimos a una creciente demanda de psicotera­pias, y de psicoterapeutas cualificados, así como a una crecien­te oferta de técnicas; se ofrece la posi­bilidad de que cada psico­terapeu­ta pueda elegir la que más se adecue a él, y de que cada paciente pueda ser tratado con la técnica y el psicotera­peuta más adecuado; se ofrece la posibilidad de elegir, tanto más bien elegida cuanto que mejor se va informando.

                                    Paralelamente, a medida que se van afinando las herramientas psicoterapéuticas, se van desarrollando modos de enseñanza y aprendizaje con un clara tendencia a considerar que, su punto de vista sobre el enfermar de la mente humana, es parcial.(Tradicionalmente se ha dicho que están más cerca los Maestros de la diferentes psicoterapias, que los alumnos de cada una de ellas entre si. Esto parece que comienza a no ser tan cier­to).Y que va siendo necesario inte­grar los diversos puntos de vista, así como el yo corporal, sin que ello implique abandonar cada modo especializado de poner en práctica su conocimiento­; es decir, estamos abandonando el dogmatismo de escuela y enriqueciéndonos mutuamente.

                                    La oferta de psicoterapias es amplia. Abarca desde las técnicas conductistas y cognotivistas hasta el psicoanálisis, quedando en medio de este abanico las psicotera­pias humanistas. Las primeras inciden fundamentalmente sobre las conductas, las segundas sobre el complejo ideacional, y las humanistas sobre el emocional y corporal. Desde estas ultimas es desde donde mas fuertemente surge este movimiento integra­dor, al haber hecho explícita la capacidad holística sanadora del ser humano, y ser claramente conscientes de que solo se puede alcanzar la salud desde una integración armónica de los cen­tros intelectual, emocional e instintivo-motor.

                                    Decimos que no hay buenas psicoterapias, sino buenos psicoterapeutas. Cada psicoterapia aborda el enfermar psicoemocional desde el punto de vista que le es propio a la técnica que utiliza y a la teoría en que, fundamentalmente, se apoya. Aun no existe una técnica completa en si misma, sin embargo todos los caminos conducen al mismo fin: proporcionar a la persona la posibilidad de conocerse y comprenderse de un modo mas cercano a la realidad de su historia personal. De objetivizar su vida y comprender el por qué de las consecuen­cias (el enfermar, el modo de ser, el carácter) en el presen­te, dándole la posibilidad de producir cambios, en sí mismo y en sus modos de relación interpersonal, con un mayor grado de libertad.

                                    De alguna manera, el fin es hacer posible el libre albedrío, al eliminar los errores conceptúales y emocio­nales que tenemos sobre nosotros mismos y sobre la realidad, y que determinan y limitan nuestra capacidad de elección y ac­ción. En esto consiste el hacer consciente lo inconsciente. Y esto es sanador porque en el inconsciente están las vivencias que, por dolorosas en su momento, no pudieron asumirse tal cual, y fue necesario rele­garlas al olvido, como modo de defensa para la superviven­cia, dando lugar a la estructura de la perso­nalidad y al carácter y, en su forma mas patológica, al enfermar psicoemocional y a los síntomas. Se hace, pues, necesario recupe­rar y sanar nuestras experiencias.

                                    Las dife­rentes psicoterapias actúan, pues, a diferen­tes niveles y a diferente profundidad en la estructura de la perso­nalidad­. El modo de hacer del Psicoanálisis es a través de la interpretación del inconsciente, mediante la libre asociación; podría decirse que es la psicoterapia que alcanza niveles mas profundos en la estructura del perso­na­lidad, y su consecuencia mas inme­diata es el entrenamiento en la observación de los pensamien­tos. La Gestalt parte de la libre asociación emocional para hacer tomar conciencia de lo eviden­te en el Aquí y Ahora; actúa sobre el carácter, sobre su parte inconsciente, y su principal consecuencia es el desa­rrollo de la atención conti­nua hacia el ser y el es­tar, finísi­ma herra­mienta para alcanzar los niveles mas profun­dos del incons­ciente.

                                    La Bioenergética actúa directamente sobre el cuerpo, sobre las tensiones y bloqueos musculares, consecuencia de las emociones dolorosas reprimidas, liberando los impulsos contenidos, que conducen directamente a las emociones causa­les, también reprimidas, a través de la atención continua sobre las sensaciones, que son las causas primeras de la experien­cia dolorosa y, por ello, inconsciente. Estas emociones reprimi­d­as, estas ideas equivocas sobre nosotros mismos(carácter),se expresan­, en positivo o en negativo, desde el cuerpo, desde las actitu­des y movimientos corporales; es a este nivel que actúa la Psicomotricidad y la Danza, como técnicas psicoterapéuticas, po­niendo el acento en el aspecto relacional,  en los temo­res, inhibiciones y compulsiones determinadas por las mismas emociones traumáticas.

                                    Es razonable pensar que un terapeuta que pudie­se integrar en su modo de trabajo estos diferentes puntos de vista, sería un terapeuta bastante completo. De momento nos limitamos, y contentamos, con disponer de diferentes terapeutas y diferentes psicoterapias, pero nuestro interés esta abocado hacia la integración, no de los terapeutas, pero si de las psicoterapias. Diversidad dentro de la Unidad.

Sobre el autor
Psiquiatra. Neurólogo. Psicoterapeuta clínico integrativo. Coordinador clínico del I.P.E.T.G. Miembro de la Sociedad Española de Psicoterapia y Técnicas de Grupo (S.E.P.T.G.) y Miembro Didacta y Supervisor de la A.E.T.G. Miembro de la Federación Española de Asociaciones de Psicoterapia (F.E.A.P.) y de la Asociación Española de Neuropsiquiatría (A.E.N.)
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