“Nada en el mundo es más suave que el agua. Sin embargo, nada tiene más fuerza. El agua alimenta la vida, atraviesa la roca viva, vence los obstáculos con la fuerza de la suavidad” (Lao Tse)
Quiero ser como el agua que atraviesa la roca viva y desplegar toda mi fuerza para vencer los obstáculos del día a día, sin perder la suavidad y la calma.
Quiero ser capaz de crearme un remanso de paz. Construir un puente de sosiego sobre las aguas turbulentas de mi agitada mente, un lugar en donde mi alma pueda descansar.
Quiero como el agua, encontrar la serenidad y dejarme fluir con libertad, reivindicar en la suavidad una fuerza distinta.
Quiero también, como el agua de un rápido, permitirme ser impetuosa.
Quiero, cuando mi río sea un torrente que arrastra
todo a su paso, dejarme reposar hasta que el agua sea clara y transparente.
Quiero soltar las ataduras de mi cuerpo para sentir la vida fuerte y suave como el agua por su cauce.
Quiero ser agua en movimiento, para no quedarme estancada ni helada y aprender de su continuo cambio, de ese manantial que va transformándose hasta convertirse en mar.
Quiero, como si fuera agua que atraviesa la roca viva: respirar, moverme, saltar, expresar, recargarme de energía para, suavemente: desacelerar, establecer contacto conmigo y simplemente poder estar.