¡Felipe ven!,
y Felipe venia.
¡Felipe ve!,
y Felipe iba.
¿Done estaba Felipe?
Donde se le mandaba.
¡Pobre Felipe!.., que solo que estaba;
que solo estaba donde se le mandaba.
Y… ¿quien mandaba?
Mandaba Felipe,
¡pero no se enteraba!.
¿No se enteraba?
¡No se enteraba!.
Pobre Felipe que mal que andaba,
que, para lo bueno y para lo malo,
él se mandaba.
¡Y no se enteraba!
Entonces….Felipe no estaba….?
Exacto, ¡no estaba!:
¡allí solo estaba el que mandaba!.
….Y Felipe creía que el si sabía
por donde se andaba…..
Se andaba en las ramas,
sufriendo y sufriendo,
porque no sabia
que el se mandaba,
y que si quería,
mandaba mudanza.
¡Pues no lo sabia!,
…y sufría y sufría
porque no quería saber que sabia,
y que no podía
mandar que mandaran
ninguna mudanza.
Un dolor del Alma
le dijo a Felipe:
“¡Felipe…!,no mandes que manden mudanza.
¡Manda,hombre,manda!.”