No hay crecimiento sin movilidad, ni movilidad sin equilibrio y no hay equilibrio sin armonía entre cuerpo y mente.
En la sociedad actual, tendemos hacia la sobrecarga de las funciones cerebrales en detrimento de las corporales, rompiendo así dicho equilibrio. Instaurarlo es nuestra meta en terapia bioenergética, a través del trabajo psicocorporal y CON LOS PIES EN EL SUELO.
Con los pies en el suelo es también una postura básica (técnicamente llamada grounding, arraigamiento, toma de tierra…) donde los pies actúan como apoyo esencial para aprender a movernos por la vida y, en sentido más amplio supone estar en contacto con nuestra realidad de adultos para entender que las acciones que realizamos provocan unas determinadas consecuencias.
En definitiva, el efecto más importante de estar en contacto con el suelo que pisamos es vivenciar las sensaciones que nos produce; es decir, permitirnos SENTIR.